Hablando de ANCIANOS (no de viejitos)

En la Santa Biblia se usa la palabra anciano para referirse a un hombre de edad avanzada, como por ejemplo en Génesis 25:8, hablando de Abraham, que murió zaquém (anciano) y lleno de años. En el Nuevo Testamento, la palabra se usa también, en algunos casos con la misma connotación, como en 1 Timoteo capítulo 5 versículos 1 y 2.

Sin embargo, cuando el contexto es la guía espiritual y gobierno de la iglesia, la misma palabra, presbúteros, se usa con la connotación de "hombre que guía y es autoridad espiritual llamado por Jehová Dios para servir y cuidar de Su grey". Hombre, varón llamado, sin importar su edad como en el caso de Timoteo; así es el diseño de Dios.



Y encontramos otros términos, además de "Anciano" y "Presbítero", como "Obíspos" (en griego: epískopos, Filipenses 1:1) y "Pastores" (una sola aparición y es en Efesios 4:11, en griego: poimén).

Así que en la Santa Biblia encontramos estas palabras como sinónimos, aunque cada palabra hace referencia a un aspecto diferente de su responsabilidad.

Anciano, Presbítero, Obispo y Pastor, son diferentes palabras para el mismo ministerio.

Finalmente, es necesario hacer dos precisiones:

Primero. Cuando escuches o leas un artículo, estudio o predicación en donde se habla de "ancianos" en el contexto del diseño de Dios para la iglesia (funcionamiento y gobierno), que tu imaginación no corra de inmediato a la imagen de un abuelito o del más viejo de tu congregación. Más bien, que vaya a la imagen de un Timoteo o de cualquiera que está como pastor en cualquier iglesia del mundo. Tal vez tú conozcas uno o máximo 4 ó 5 pastores, pero hay miles en el mundo y algunos, si no muchos de ellos, tristemente no han sido llamados realmente por el Señor o han abandonado el diseño de Dios. Oremos por todos ellos pero no tratemos de tapar el sol con un dedo.

Segundo. Siempre que se habla de los requisitos para un anciano (recuerda la primera precisión; hablo de "pastores"), creemos que es una "plantilla espiritual" en donde deben caber todos los pastores de cada iglesia. Eso es cierto, pero o nos hacemos tontos o convenientemente dejamos hasta allí la enseñanza de los pasajes que hablan del asunto. No. Cada cristiano debería, deberíamos poder pasar la prueba. Con excepción del don de la enseñanza (y con cierta tolerancia en cuanto a la neofitez), tú y yo deberíamos ser aprobados en lo que el Espíritu Santo, a través de Pablo, establece al escribirle a Timoteo en su primer carta, ¿qué no?


Si es de su interés este tema (que debería serlo para todo cristiano), te recomiendo las siguientes lecturas y audios:

Ancianos | Breve estudio por Gregory Kedrovsky


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